domingo, 6 de mayo de 2007

Sé alegre.


Abre las puertas de tu corazón a la alegría y envía a la tristeza a un viaje sin retorno.

Tienes motivos mas que suficientes para estar alegre si piensas en lo que tienes y no en lo que te falta.

Haz un constante balance de todo lo positivo. La íntima alegría es tu inseparable amiga cuando te amas y estás consiente de tu inmensa dignidad.

Dios es tu padre.

Camina en su amorosa presencia y serás capaz de sonreír incluso cuando el dolor te golpee y la tempestad arrecie. Las penas son llevaderas cuando vives unido a Él, cuando eres rico en fe , esperanza y amor.

La enfermedad y la vejez se viven con calma si el alma es fuente de refrescante alegría, alegría que nace de una vida serena.

Comparte tu alegría con los que te aman, acreciéntala con el encanto de las cosas pequeñas, aliméntala con la bondad.

El milagro de estar vivo es, por sí solo, un gran motivo para estar siempre alegre.


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